Ellos también sienten la pérdida de un ser querido, estas son las historias…

Todos sentimos, todos dolemos. Nos percatamos cuando los animales sufren una pérdida, cuando están tristes, cuando sufren. Y las manifestaciones son variadas: sus actitudes cambian, sus hábitos se modifican y sí, estos cambios son notorios a los ojos humanos.

Hemos escuchado historias sobre cómo las orcas rodean el cuerpo de aquella que falleció, durante horas en el mar. Pareciera un ritual de duelo, de honor a la que ya no está.

Tal es el caso de una cría de orca que falleció en las costas de Vancouver y su madre, Tahelqua, mantuvo su cadáver con ella durante 17 días seguidos.

Tenemos también el caso de los elefantes, estos seres que viajan en manada y se mantienen siempre unidos, que son famosos por visitar los restos de familiares muertos, acariciar sus huesos o, en ocasiones, mecerse hacia adelante y hacia atrás en lo que parece una “vigilia”.

Uno de los casos sucedió cuando una de las últimas matriarcas ancianas supervivientes en la Reserva Nacional de Samburu en el norte de Kenia, murió de causas naturales en 2013, con miembros de su familia cerca. Tres semanas después, algunos elefantes de tres familias separadas estaban inspeccionando sus huesos.

Matisse y Monet son unos patos rescatados de una granja de foie gras en 2012.

Entablaron una bella amistad en su hogar santuario y no podían separarse el uno del otro. Mostraron signos de felicidad al ser revisados médicamente, abriendo sus alas en la mesa de inspección. Cuando uno de los patos moría, el otro yacía con la cabeza sobre el cuello del otro durante horas.

E inolvidable será la historia de Hachikō, un perro japonés de raza Akita, recordado por esperar a su amo, el profesor Hidesaburō Ueno, en la estación de tren Shibuya, incluso varios años después de la muerte de este. 

Solían tener una entrañable relación, donde el perro acompañaba al profesor a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo y, al final del día, volvía a la estación para recibirlo.

Una vez que falleció Hidesaburō, Hachikō continuó yendo a la estación por 9 años. A los 10 años del fallecimiento de su dueño, Hachikō falleció en la estación del tren.

El fallecimiento de Dorothy, una chimpancé hembra de 40 años de edad que murió de insuficiencia cardíaca en el Centro de Recuperación Sanaga-Yong de Camerún, un refugio que acoge y rehabilita chimpancés víctimas de la pérdida de su hábitat y del comercio ilegal de carne de animales salvajes de África, causó reacciones interesantes y muy similares a las de los humanos, al ver el cuerpo sin vida de su compañera. 

Algunos chimpancés se mostraron agresivos; otros, frustrados. Pero quizá la reacción más asombrosa fue un silencio casi palpable. Si uno conoce a los chimpancés sabe que son cualquier cosa menos criaturas silenciosas.

Todas estas historias nos confirman que los animales sienten, perciben y se ven afectados por una muerte o separación, lo cual nos hace generar conciencia en cuanto a su bienestar y existencia en el mundo.

En Zoofari nos comprometemos siempre al cuidado, protección y conservación de los animales, recordando que son seres vivos que experimentan mucho de los que nosotros vivimos. 

Tú, desde tu trinchera, puedes hacerlo también protegiendo y amando a tus mascotas, respetando sus espacios y entendiendo sus comportamientos para poder tener una mejor convivencia con ellos.

BIBLIOGRAFÍA

www.investigacionyciencia.es
https://www.bbcearth.com/news/the-truth-about-animal-grief
https://animalscene.ph/2019/01/08/sad-but-true-yes-even-animals-get-depressed-heres-what-you-can-do/
https://www.nationalgeographic.com/animals/article/elephants-mourning-video-animal-grief
https://cadenaser.com/ser/2009/10/28/sociedad/1256699609_850215.html